Alimento mi mente, la proveo de libros, historias y gente,la visto, elegante, harapienta, la paseo por los jardines de mi infancia y las montañas de la adolescencia.
Beso, amo, acaricio mi mente,para que no estalle como bomba de tiempo, para no ser culpable, de lo inevitable, del destino escrito en mis adentros.
Pero golpeo, araño y mutilo mi mente,la engaño y arrastro hasta las profundidades de los deseos reprimidos, lo grotesco y putrefacto se han unido, y enveneno poco a poco cada herida abierta.
Sin importar motivos, sin respetar los mios.
Cada sonido seco se acopla al siblido que descargo.
Y luego de lo vivido, de la tierra cayendo sobre mi techo.
Mi mente agotada, huerfana de mi.
Eco de un solo latido.
Muere en silencio.
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